lunes, 13 de julio de 2009

El show de marionetas y la traición a Bello


A dos semanas de concluida la movilización, se hace urgente una re-exposición clara de nuestros planteamientos, y un análisis riguroso y crítico de las consecuencias de la movilización. Lo anterior por dos motivos: Primero, dado que las circunstancias de la vuelta a la normalidad no han sido las más propicias para continuar la reflexión política y evaluar los costos. Segundo, porque hemos constatado la existencia de malas interpretaciones y cierta confusión acerca nuestras posturas políticas y argumentos en torno a la movilización, por lo cuál se ha hecho para nosotros ineludible señalar lo siguiente:


1) Denunciamos el carácter elitista y sesgado de la movilización estudiantil, que se deriva de los términos en que fue puesto el asunto académico en el debate y en la acción. Además, la intolerancia de la dirigencia al no aceptar otras maneras de pensar, llevaron a la exclusión de las minorías del debate al interior de la toma.


2) No compartimos con la dirigencia de la movilización lo que entienden por “excelencia académica”, esto es, un concepto constituido nada más que por ideas en relación con la malla curricular, además de su concepto de “racionalidad” del claustro, sin poner atención –o peor aún: desplazando deliberadamente-, a la urgente necesidad de dotar a nuestra facultad de los elementos necesarios para que pueda cumplir adecuadamente su vocación publica y su rol social.


3) Rechazamos la pretensión de los grupos políticos artífices de la movilización, de que una fuerza del Profesorado se pusiera al servicio de los intereses de los estudiantes, lo cuál fue, en realidad, no más que una pantalla. En perspectiva, lo que ha ocurrido es totalmente lo contrario: fueron los estudiantes los que terminaron al servicio de un grupo de profesores, lo que queda de manifiesto por los resultados de la movilización.


4) Las circunstancias han develado que la estrategia seguida por el Movimiento liderado por los colectivos políticos “Estudiantes Autónomos”, “Arrebol” y “Estudiantes progresistas”, consiguió nada menos que el retorno de la Derecha académica a la facultad, conocida vocera de un pensamiento privatizador que sataniza las Universidades públicas y el rol que éstas deben cumplir al interior del país.


5) Reprobamos la ausencia de las banderas que constituyeron parte esencial del petitorio original: La mejora en la situación de los estudiantes más desfavorecidos y de los funcionarios en condiciones laborales precarias. A nuestro juicio estas son condiciones indispensables para comenzar a hablar de una verdadera democracia interna.


6) La designación de un Decano es una práctica anacrónica y al margen de la legalidad, que no se condice con el espíritu democrático de la Universidad de Chile y niega los derechos políticos de los electores.

Ante ésta situación Proponemos lo siguiente:



1) Volvemos a levantar nuestra propuesta académica, ya presentada al estudiantado durante la toma, para trabajar un concepto más amplio de Excelencia académica y el respeto y garantía del pluralismo académico, reconocido internacionalmente como uno de los ejes más importantes de la producción de conocimiento.


2) Trabajar bajo un concepto de “Excelencia Académica” que esté constituido por los principios de Rol Público, Conciencia Social y Crítica y Pluralidad Académica, tal como señalan los estatutos de la Universidad, y no tan sólo por los elementos meramente profesionalizantes, puestos “curiosamente” en el centro del debate.


3) Apoyar la regularización del claustro según los criterios consensuados, pero no aceptar que de ella se derive la inclusión de un sinnúmero de profesores en calidad de invitados al claustro académico. Permitir lo anterior es consagrar el éxito de la maquinación política de intereses políticos mezquinos de un grupo de profesores, que nada tienen en común con el espíritu público y al servicio del país que históricamente ha tenido la Facultad. Exigimos concursos públicos que impliquen el otorgamiento de un mayor grado de pluralidad académica a nuestra Facultad, condición sin la cual, consideramos, se obstaculiza gravemente el desarrollo de la formación crítica y de la conciencia social: elementos esenciales de la misión de la Universidad.


4) Acordar inmediatamente mejorías respecto a las precarias condiciones económicas de nuestros compañeros y a las condiciones laborales de los funcionarios.


5) La promoción de un PDI que proponga, como objetivo y misión, el desarrollo del carácter público y el aseguramiento de la pluralidad académica al interior de nuestra Facultad, tal como señala el PDI de la Universidad


6) El cumplimiento de todos los reglamentos que aseguren la democracia interna en nuestra Facultad.


7) La elección inmediata de Decano, en respeto del principio de la autonomía de nuestra facultad y del poder soberano de nuestro claustro académico, y el rechazo al actual Decano designado, por no surgir de un proceso democrático ni representar los principios de una auténtica labor pública.


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